El día 8 de marzo se conmemora el día de la mujer trabajadora.
Poco a poco se va reconociendo la labor de la mujer rural: desde enero de 2012, las mujeres podrán ser cotitulares de la explotación agraria familiar. Es de esperar que esta buena nueva se vea reflejado en un cambio también en la toma de decisiones de dichas explotaciones.
Son muchos lo retos que todavía se le plantean a más de 5 millones de mujeres que viven y trabajan en el medio rural, unos retos que nos debían preocupar a toda la sociedad en conjunto, dada la más que evidente masculinización del campo y de su pérdida día a día de población: el campo español representa el 80% del territorio pero solo un 20% del total de la población española.
La mujer rural compagina labores. Es sacrificada. Si abandona el campo es porque no ve salida a su desarrollo laboral. Algunas lo están logrando tomando ellas la iniciativa o uniéndose a otras en el empeño. La mujer es solidaria por naturaleza y podría desarrollar esa cualidad en una nueva forma de economía más humana, en la cual se abra la puerta a las tecnologías, a la formación, a la diversificación y, sobre todo, a miras a largo plazo, pensando en generaciones venideras.
En una sociedad cambiante como la que vivimos en la que los retos pueden servir de oportunidades. La mujer no tiene porque seguir el modelo económico anterior. Su misión en el siglo XXI podría ser encontrar otro hueco que complementen las actividades que dotan de contenido al campo fundamentalmente: la agricultura, la ganadería. Así podría fomentar el trabajo de modernización y profesionalización de las explotaciones, y dedicarse en cuerpo y alma, esta vez a actividades como la elaboración o comercialización de los productos de las explotaciones. A poner en valor las explotaciones de muchas otras maneras. La mujer como transformadora del medio rural desde el medio rural.
Fuente:
Federación de Mujeres y Familias del Ambito Rural
AMFAR
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