jueves, 28 de febrero de 2013

Ultimo día de Pontificado del Papa de la Ecología Humana,

Contemplando la cima del Mont-Blanc

Compartiendo silencio

Dios creador

La familia,  auténtica ecología humana

El Papa contento en la diversidad

El Papa en silencio

En su pontificado se ha predicado con el ejemplo,  ampliando el uso de la energías renovables


 "Si nuestros ojos permanecen  abiertos a la belleza de la creación de Dios, y nuestras mentes a la belleza de su verdad, entonces podremos verdaderamente  esperar seguir siendo jóvenes y construir un mundo que refleje  algo de la belleza divina". (25 de septiembre de 2009, Rep. Checa)

"La importancia de la ecología es hoy indiscutible. Debemos escuchar el lenguaje  de la naturaleza y responder a él coherentemente. Sin embargo, quisiera afrontar  seriamente un punto  que -me parece- se ha olvidado  tanto hoy como ayer: hay también una ecología del hombre. También el hombre posee una naturaleza  que él debe respetar y que no puede manipular a su antojo. El hombre no es solo una libertad que él crea por sí solo. El hombre no se crea a sí mismo. es espíritu y voluntad, pero también naturaleza, y su voluntad es justa cuando él respeta la naturaleza, la escucha, y cuando se acepta como lo que es, y admite que no se ha creado a sí mismo. Así,  y solo de esta manera, se realiza la verdadera libertad  humana" (Reichstag, Berlín, 22 de septiembre de 2011)

 Los denominados "Verdes" le aprecian y públicamente le han aplaudido por su defensa de la Naturaleza. En su pontificado de 8 años, siempre, de forma sencilla,  se ha mostrado agradecido por la creación. Al ser un papa sabio que va al origen, a la raíz, el papa nos presenta la creación como ejemplo de lo que nos une, que es más de lo que nos separa. Para el papa de la conciencia, si en la naturaleza hay un principio ético, hay un principio ético para el hombre.
"El creyente reconoce en la naturaleza el maravilloso resultado de la intervención creadora de Dios, que el hombre puede utilizar responsablemente para satisfacer sus legítimas necesidades -materiales e inmateriales- respetando el equilibrio inherente a la creación misma". (Caritas in Veritate, cap IV, 48)
La razón no está reñida con la fe. No hay conflicto para el moderno  doctor Joseph Ratzinger.
"Si quieres promover la paz, protege la creación: <>." . Este fue su mensaje en la Jornada Mundial de la Paz, del 1 de enero de 2010. Meses antes, en el Sínodo para África  se refirió al primer mundo  como un mundo que exporta residuos tóxicos espirituales a otros continentes. 
"Es necesario que Dios vuelva a resonar  gozosamente bajo los cielos de Europa" (Santiago de Compostela, 6 de noviembre de 2010).
"La belleza es la gran necesidad del hombre...Es también reveladora de Dios, porque, como Él, la obra bella es pura gratuidad, invita a la libertad y arranca el egoísmo" (templo de la Sagrada Familia de Gaudí, Barcelona, 7 de noviembre de 2010)
"El silencio es capaz de abrir un espacio interior en lo más íntimo de nosotros mismos, para hacer que allí habite Dios, para que su Palabra permanezca en nosotros, para que el amor a él arraigue en nuestra mente y en nuestro corazón, y anime nuestra vida". (Plaza de San Pedro, 7 de marzo de 2012)
"No tengamos miedo de hacer silencio dentro y fuera de nosotros mismos si queremos ser capaces de percibir no solo la voz de Dios, sino también la voz de quien está a nuestro lado, la voz de los demás"(Sulmona, 4 de julio 2010)

 Para el profesor Pérez Soba, catedrático de Moral de la U. San Dámaso de Madrid, "el Papa Ratzinger ha hecho suyo el argumento acerca de la ecología". Según Pérez Sobo, el  Papa se sitúa fuera de una dialéctica de aceptación o rechazo ante el mundo actual. Y afronta la tarea de construir algo novedoso más allá del malestar que sienten muchos. Así reconoce en la ecología una novedad a la vez que una respuesta a la raíz del problema que se podría reducir a la premisa braconiana del  "Saber es poder" por el cual la técnica se vuelca en un dominio despótico sobre la naturaleza. "Esto es lo que ha motivado una fuerte reacción que retoma la idea de cuidado frente al mero dominio. El Papa ve, en ese cuidar,  la existencia de una grandeza humana que implica  una naturaleza  que contiene su propia lógica como lugar de la vida". Se trata, por tanto, de cuidar la naturaleza "como lugar de la vida".  Según el catedrático, este sentido de cuidado  tiene un valor moral porque es una participación en la labor creativa de Dios. "Supera con ello una visión empirista del mundo a modo de datos aislados que el hombre pueda manejar según su interés. Establece la existencia de un orden natural que el hombre es capaz de reconocer y que también habla de fines", añade Pérez Soba, para quien la ecología humana implica una exigencia que permita un desarrollo integral del hombre, como en el caso de la familia: "un lugar donde acoger  a cualquier ser humano y escuela genuina de humanidad, donde  cada persona puede aprender a amar y a desarrollarse plenamente".
"Sé que la luz existe"

Jardines de Castel Gandolfo, los cuales lindan con los jardines de Mariapolis, del movimiento de los focolares
Fuente; L,Osservatore Romano y Alfa y Omega
Elaboración: Vides y Olivos

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