No era un día muy luminoso. Los cielos estaban encapotados. Así lucía, más en marzo que en mayo, el que hemos querido llamar familiarmente "el bosquecillo de Montecarmelo", en la Calle Santuario de Valverde, del Barrio de Montecarmelo, Madrid (Distrito Fuencarral-El Pardo). Nos emociona especialmente ver como va cambiando este "bosquecillo" situado en un barrio nuevo de Madrid, pues es una iniciativa cívica como pocas, ya que se trata del empeño de una sola persona, quien lo cuida en sus ratos libre, y ha conseguido congregar en suelo de todos y donde no había nada, si acaso un suelo con restos de cascotes de obra y agua, una pequeña biodiversidad, un jardinero fiel que reconoce llevar plantadas, por el momento, 118 especies, entre ellas una rica variedad de robles, árbol mágico en Vizcaya. Según los historiadores, el término euskera "artiz" venía tanto a designar a este árbol como a la palabra genérica "árbol" e incluso "bosque".
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