lunes, 23 de abril de 2012

ENTREVISTAMOS a JAVIER GOMÁ: "La cultura y la agri-cultura comparten raíz y en esta época ambas están en una encrucijada por igual"




Javier Gomá y su ejemplar Todo a Mil: 33 microensayos de filosofía mundana abren para nuestro blog la cancela del Día Mundial del Libro 2012.
Bosquejo biográfico del filósofo Javier Gomá Lazón
Nace en Bilbao en 1965.
Desde 2003 dirige la Fundación Juan March (1955), paradigma de las fundaciones patrimoniales españolas, es decir, que cuentan con patrimonio propio, del cual se generan unos beneficios que revertirán en sus fines sociales, en este caso, uno diez millones anuales para Cultura, como conferencias, exposiciones o conciertos a los que se puede acceder de forma gratuita.
Entre sus estudios, Filología Clásica, Derecho (Nº 1 en la oposición a Letrado del Consejo de Estado) y, más tarde, Filosofía.
Gana el Premio Nacional de Ensayo con menos de cuarenta años con su primer ensayo filosófico, Imitación y experiencia. Le sigue, en 2007, Aquiles en el gineceo, y concluye esta trilogía de pensamiento en 2009 con su obra, quizá, más conocida, Ejemplaridad pública.
Entre sus libros, dos vieron la luz en 2012, destacamos el que iLUSTRA esta entrevista, está publicado por Galaxia Gutemberg, y contiene los microensayos que publica periódicamente en los diarios generalistas (no especializados), sobre todo en El País.

V y O: 33 artículos agrupados en un Todo, ¿Cuál es hilo conductor de este libro que se escapa de la trilogía que resume su pensamiento?
J G: El hilo conductor es la filosofía mundana. Pero no es un hilo suelto que escape del tapiz que forma mi anterior trilogía. No escapa sino que acerca, invita, incita, intriga. Hacer filosofía mundana significa proponer un pensamiento que sea útil a la sociedad de los hombres. La sociedad tiene planteado un problema: ya somos libres, sí, pero, ¿cómo ser libres juntos? Este “juntos” indica que hay un espacio en común que vivir y que pensar. Y ese espacio común es el mundo. Por tanto la filosofía debe saber decir algo útil al mundo y en este sentido decimos que debe ser “mundana”.
V y O: ¿Pretende, en un mundo que no se detiene, divulgar la filosofía en general? ¿Cuál es la intencionalidad del libro? ¿Cree que consigue ayudarnos a comprender por nosotros mismos el mundo que nos ha tocado vivir y hacía donde vamos?
J G: Me gustaría poder abordar los temas permanentes de la filosofía y del hombre con la perspectiva del siglo XXI. Y hacerlo, además, con claridad, con brevedad, con estilo, con emoción poética, con una tonalidad personal y, cuando es oportuno, con humor, porque el humor y la ironía son una vaselina que engrasa los vehículos de aproximación a los temas de filosofía. No se trata sólo de vivir la vida sino de conseguir que la vida sea digna de ser vivida, y la filosofía puede tener una contribución muy destacada en esa tarea sutil pero indispensable de dotar a la vida de esas cualidades que la hacen digna de vivirse.

V y O: Dijo Ortega y Gasset: “necesito de la colaboración de los pensamientos aldeanos mucho más que ellos de los míos”. ¿trasladaría este pensamiento a nuestra sociedad actual, que ha olvidado sus bases?
Si por “pensamientos aldeanos” entendemos el juicio de la gente común sobre los pensamientos del filósofo,entonces sí, creo que el filósofo necesita esos juicios y hace bien en tenerlos en cuenta. Durante demasiado tiempo el filósofo se ha considerado a sí mismo relevado del deber de socializarse, de entrar en el mundo y de formar parte de la comunidad productiva de los hombres. Estaba fuera del mundo y podía pronunciar sentencias tremebundas contra todo porque la sociedad le daba la espalda. Ahora ya no puede hacerlo y debe socializarse para así poder decir una palabra iluminadora a sus contemporáneos.

V y O: ¿Cuál es la función social de la Filosofía? ¿Por qué resulta a veces tan obvia, tan de cajón?
J G: La función de la filosofía hoy es proponer conceptos y categorías que contribuyan a la convivencia de los hombres. Durante tres siglos la filosofía ha servido sobre todo para tomar conciencia de nuestra dignidad individual y para enamorarnos de nuestra libertad. Ahora ya somos libres, y la dignidad y los derechos que le son inherentes están recogidos en las tablas de derechos humanos en las constituciones. El tema cultural pendiente no es cómo ser libres sino cómo ser libres juntos. En resumen, pasar de la conciencia a la convivencia. Ahora bien, convivir es aceptar los límites y las restricciones a la libertad que son inherentes al hecho de estar juntos. Por tanto, la filosofía debe ayudar a aceptar positivamente esos límites. El problema de la filosofía no ha sido su obviedad sino su afectada complejidad. Esta oscuridad pedante es ridícula. Pero el otro extremo no lo es menos: esos libros de autoayuda, pseudo-filosóficos, que simplifican el problema y quieren resolverlo sólo con positividad y voluntarismo. Una filosofía mundana no es una filosofía ligera, superficial, divulgativa, “al alcance de cualquiera”. Exige intensidad y concentración, como todo lo que merece la pena.
V y O: ¿Qué lugar ocupa el modo en que nos ganamos la vida? Subvenciones, bajos precios, ¿El agricultor se encuentra en una encrucijada?
Antes hablaba de la necesaria socialización. Ésta se produce por dos vías: el corazón y el oficio; uno acaba fundando una casa y eligiendo una profesión para ganarse la vida. La socialización no se contrapone a la identidad más auténtica y propia del individuo sino que configura esa identidad. Ganarse la vida es el modo profesional de socializarse que nos da una posición en el mundo. ¿El agricultor? La cultura y la agri-cultura comparten la misma raíz. En esta época de grandes transformaciones, ambas están en una encrucijada por igual.

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